Una pantalla es una unidad de visualización de un equipo; ya sea el de una Televisión, PC, Celular, Tablet, Smartphone, etcétera. Y aunque la Academia Americana de Pediatría, recomienda que los niños menores de 3 años no vean pantallas y los niños mayores de esta edad no lo hagan por más de dos horas; ya existen carreolas con pantallas.
La Dra. Guadalupe Amescua, directora del CESIGUE (Centro de Estudios e Investigación Guestálticos) comenta, que los niños que pasan la mayor parte del tiempo frente a una pantalla, dejan de ver los rostros de las personas, dejan de observar, dejan de sensibilizarse; y cuando un niño deja de ver el rostro de sus padres o de las personas con quienes convive, también se vuelve más desobediente. Durante los tres primeros años de vida, los niños aprenden el lenguaje corporal, aprenden a reconocer los rostros y a “leer” los rostros, es decir, los gestos. Y aunque nos comuniquemos a través del lenguaje oral, nuestra comunicación es primordialmente corporal, es decir, todo lo que expresamos oralmente y sentimos, va acompañado de gestos y de movimientos corporales.
Nuestra postura corporal y nuestros gestos son muy diferentes si nos sentimos tristes a que si nos sentimos alegres, enojados o preocupados. Es por ello que es muy importante que los niños vean a las personas con quienes convive mientras dialogan y no solo a una pantalla, además de que se ha comprobado los efectos negativos que tiene en los niños el hecho de que pasen tanto tiempo frente a una pantalla.
Actualmente los contenidos y escenas en las pantallas que visualizan la mayoría de los niños reflejan:
La Dra. Amescua, autora de los libros “La magia de los niños” y “Psicoterapia Infantil Relacional”, señala que entre más tiempo pasa un niño frente a una pantalla es más probable que el niño presente: